El padre Sáenz, es un sacerdote jesuita argentino, de 87 años. Ingresó en la Compañía de Jesús siendo muy joven, a los 17 años, y fue ordenado sacerdote en el año 1962. Es Doctor en Teología, profesor de Dogma y de Patrística. A lo largo de su vida ha desplegado una intensa actividad como conferencista y escritor, así como predicador de retiros y de ejercicios espirituales.
Ha publicado numerosos artículos en revistas, una serie de biografías denominadas “Héroes y santos” y es autor de más de treinta libros.
A continuación, el sacerdote nos explica sobre la importancia de volver al estudio de las humanidades en las universidades.
PARA USTED ¿CUÁN IMPORTANTE SON LAS HUMANIDADES DENTRO DE LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA DE LOS JÓVENES?
Son fundamentales, pero se han perdido en buena parte, con la enseñanza de cosas más técnicas. Antes en los colegios y en los seminarios existía una buena formación humanística, pero lamentablemente ya no la hay. Ahora, en la educación moderna, no se toma en cuenta la totalidad, sino solo aspectos muy específicos.
Nosotros en la Compañía de Jesús, teníamos dos años de noviciado, cuatro años de humanidades, y recién después la filosofía y la teología. Leíamos a Homero, a todos los autores clásicos, estudiábamos latín, griego. Teníamos que hacer trabajos sobre los autores que leíamos, los cuales nos iniciaban también en la escritura, en el comentario, fomentando la capacidad crítica. Eso se ha perdido totalmente.
LAS UNIVERSIDADES, QUE ERAN LA CUNA DE LA FORMACIÓN MÁS UNIVERSAL, SE HAN DEJADO GANAR POR EL TECNICISMO, POR LA ESPECIALIZACIÓN. ¿EN SU EXPERIENCIA FORMATIVA QUE HA VISTO DEL CONTACTO DE LAS PERSONAS CON LA LITERATURA, CON LOS CLÁSICOS, CON LA FILOSOFÍA?
Considero que, con esta especie de practicismo – hay muchos especialistas en cosas muy específicas y puntuales – el conocimiento pierde la universalidad en su aprendizaje universitario. Todo es, cada vez más especializado y así el hombre deja de ser un poco humano; no tiene humanidades tiene individualidades.
Hemos perdido la capacidad de ver el panorama completo, solo se pone la mirada en lo concreto cuando son las cosas más esenciales las que deben estar detrás de la especialidad. Primero se debe ir a la universalidad y luego elegir la especialidad.
EN SU LIBRO “EL HOMBRE MODERNO”, USTED HACE UN ANÁLISIS SOBRE LA INFLUENCIA DEL LIBERALISMO Y EL SOCIALISMO EN ESTAS GENERACIONES Y CÓMO ESO HA GENERADO EN EL HOMBRE DESARRAIGO, MASIFICACIÓN.
¿USTED CREE QUE ÉSTAS CORRIENTES TODAVÍA TIENEN UNA INFLUENCIA CULTURAL EN LOS JÓVENES?
Definitivamente que sí, quizás ellos no lo categoricen ni lo sepan enunciar, pero hay una ideología de fondo que, como lo manifiesto en mi libro “El hombre moderno”, con el tiempo le va influyendo y achicando sus horizontes.
Y EN ESE SENTIDO ¿QUÉ PAPEL TIENE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA?
El de reconquistar esos valores perdidos. Los chicos deben ser formados en las humanidades, en la filosofía, luego un poco en la teología y luego en su especialidad, pero eso es lo último. Si es al revés, la educación se va volviendo cada vez más fáctica, menos humana. Es necesaria una formación de fondo previa.
LA FORMACIÓN HUMANÍSTICA NO ES SOLO PARA EL EJERCICIO DE LA PROFESIÓN, SINO PARA LA VIDA MISMA…
En definitiva, así era la formación en el medioevo; abarcaba todos los aspectos; iba de lo universal a lo particular. Hoy en día hay elementos que son universales que son obviados totalmente, se olvida lo de conjunto. Las humanidades hacen a los jóvenes y al hombre en general más humanos.
Patricia Laurie Heresi