Un regalo de la universidad a la ciudad

Todos los años, el elenco de profesores y alumnos de la Universidad Católica San Pablo pone una obra en algún teatro de la ciudad. La entrada es siempre gratuita. Han desfilado por diversos escenarios Calderón de La Barca, Casona, Shakespeare, Rose, Miller, Moliere, Segura, Pazos. Los elencos varían, profesores y alumnos de todas las carreras han pasado por las tablas en papeles de todo tipo. Y siempre la respuesta del público ha sido favorable: salas llenas y varios miles de personas que ya han visto alguna de estas obras.

La experiencia es, para todos los que de una u otra manera hemos participado, muy similar: una fraternidad llena de alegría, juego y amistad, un ambiente mágico y esforzado, noches larguísimas y frías construyendo personajes, probando y probando escenas, proponiendo voces, caras, gestos, acciones, peleando con los textos, superando nuestras propias frustraciones cuando algo no sale, siendo pacientes unos con otros y sobre todo con uno mismo.

Con cada ensayo nos vamos convirtiendo poco a poco en una especie de disparatada familia, una compañía de farsantes, una especie de grupo de agentes secretos que vive una vida paralela mientras dura la obra, una banda de hermanos, parafraseando al gran William, que llorará en secreto la última función para quedarse con un dulce sabor que nos une más allá del teatro, eso que nos hace repetir algunas líneas cuando nos encontramos en el pasillo y tener esa sonrisa cómplice entre nosotros, eso que nos lleva a saludar al colega o al alumno con el nombre de su personaje.

Y sí, es un regalo. Todo se hace gratis. Ayer vimos “Las tres viudas” de Manuel Ascencio Segura. Como siempre, un montaje impecable. Creo que en experiencias como esta está la vida de la Universidad, en ellas renace la lógica más profunda de una casa de estudios: velar por la cultura. En este caso la cultura de las artes. El teatro, tiene una fuerza única para movernos a la reflexión, a la lectura de nosotros mismos y de nuestra vida en sociedad. Y la Universidad es eso: la conciencia crítica de la sociedad.

Iba a agradecer uno por uno a todos los que han intervenido esta vez pero temo olvidar nombres indispensables. Además, al final de todo, a Quien hay que darle las gracias es a Dios, Autor de este gran drama que llamamos mundo y que reflejamos humildemente en las tablas.

José Manuel Rodríguez Canales

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