Cuarenta años tras la estela del deseo: Contra Natura, de Rodolfo Hinostroza

Hace más de 40 años un jurado compuesto por Octavio Paz, Félix de Azúa y Carlos Barral, declaró ganador del Premio Maldoror de Poesía a Contra Natura, de Rodolfo Hinostroza. Meses después de adjudicado el premio, mientras se desarrollaba una reunión de camaradería, Octavio Paz comentaría al poeta: “Hinostroza, ese libro (Contra Natura) le va a cambiar la vida”. Y el mexicano no se equivocó, según cuenta el propio Hinostroza. Su profecía se haría realidad, ya que le abrirá a su autor muchas puertas en un particular periodo de austeridad; sin embargo quizás Paz aludía sobre algo más importante: “ese libro” sería considerado –años más tarde–como uno de los más importantes para la poesía peruana contemporánea.

En Contra Natura Hinostroza echa mano de la mejor técnica poética, trazando vínculos con la tradición más sobresaliente de ambos continentes. Su particular uso del espacio y elaboradas figuras (tributarias ya de Apollinaire como de Mallarmé) permiten una lectura aguda, profunda, a la vez que deliciosa de sus versos. El texto, una suerte de elegía Post Mayo del 68, aborda la decepción de un joven –Yo poético- ante los ideales marxistas/libertarios, ya por entonces envilecidos por un anquilosamiento que precipitó su fin. Hinostroza, sin hacer exégesis de su desencanto, lo aborda con una explosión de formas estéticas que destilan nostalgia. Eso sí, el legado progresista será re-sacralizado en el texto, rescatándose de él quizás lo único rescatable de aquella mal llamada “década de las utopías”. Nos referimos a una peculiar aproximación a la idea de “deseo”,  esbozada a lo largo de sus líneas; una exaltación de lo libidinal en el espectro de la historia, que anteponiéndose como legítimo anhelo se contrapondrá a cualquier forma de poder, sea cual sea su origen.

Más allá de su carga ideológica –cuestionable o no– Contra Natura se erige como un rico entramado de voces (muchas de ellas en francés e inglés) que dan cuenta, no sólo del diálogo con los grandes referentes de la poesía occidental, sino que también incorpora elementos orientales que dotan al corpus literario de una fuerte dosis de exotismo.

Lustra editores, una de las más importantes editoriales de poesía en el Perú, ha tenido a bien permitirnos acceder a este libro fundamental mediante una elegante edición conmemorativa. Salve por ello.

“GAMBITO DE REY”

Y continué P4AR

“Jugada peligrosa”, dijo el Maestro, “de la escuela romántica.
Andersen
sale así en La Inmortal. Cuide Ud. 4T y tal vez haga tablas”
Y salieron mis escuadras imprecisas
transparente mediosueño bajo el canto del pájaro campana
y el árbol que todo lo sabe desplegando sentencias en románicas. PxP
aceptó el Negro. Y yo C3AR.
Y por entonces la Realidad era
una impetuosa fantasmagoría / cierto impulso
en la materia del ánima humana la conduce a negar el pasado.
“Eh!”, insistí otra vez “Cómo voy a seguir?
Qué decir de la Historia si es licencia poética
decir que se repite, que el incesante error
de los vencidos se repite, que el Poder del Imperio se repite?“
Algo hay, yo te diré
que te conduce a afirmar el pasado y a repetir un acto equivocado
para sentir que existes /porque eres desdichado por ejemplo/
y es inútil el acto, pero no obstante obligado
de repetir, pudiera ser que en el siguiente ciclo se abran las puertas
de la justicia
o de la paz
(…)

“Sabes lo que jugamos?” preguntó el Negro
“Qué?” dije estúpidamente. “Tu fe. Y tu futuro.”
Utopía se cae, se cae.
Los sueños ruedan a las alcantarillas
ángeles incoloros vagan
sin ruta y sin objeto entre las agujas de los templos
ruedas ardientes giran con los descabezados
Mi escuadra!
Mi orgullosa escuadra!
Mi querido Yo Mismo!
Entre la música de los escupitajos y los murmullos
de los paterfamiliae.
DSC (+). Una fangosa eternidad de espera; luego
el lento movimiento al A2R. Y DTXD
“Mate!” aulló el Negro
derribando las sillas escarlata. / Act. V. Telón/
La implacable esfera
las leyes implacables. 64 escaques
y el universo se comba sobre sí mismo. No hay afuera,
no hay
escape hacia otra dimensión donde todo esto sea
la historia del reptil, la historia del anfibio, la pura prehistoria.
“Pero vuelva a jugar” dijo el Maestro “una partida
es sólo una partida. La especie humana
persiste en el error, hasta que sale
una incesante aurora
fuera del círculo mágico”.
Entonces
a la partida siguiente
jugué en 3) A5C.
“¿Ruy López?” observó el Maestro
“Usted aprende”.

César Belan Alvarado

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